lunes, 12 de noviembre de 2012


Y aunque he huido, he perseguido tu sonrisa a través del espacio que nos separa. Y es que… ¿cómo te alejas de alguien que ya está lejos? ¿cómo pones kilómetros de por medio si ya te separan 300?
El parpadeo de esta farola amarilla me recuerda aquella noche, y todas. Yo tenía la inocencia a flor de piel en cuanto a lo nuestro, y tú… Tú estabas tan guapo vestido de traje… teníamos que disimular delante de esas doscientas personas, y menos mal que los pensamientos no tienen voz propia. Porque yo solo imaginaba las mil y una maneras de arrancarte la corbata y dejarla rodar por el suelo junto al resto de nuestra ropa.

Ahora la luz de la farola está apagada, pero de vez en cuando se enciende. Y así fue nuestra historia. Una bombilla con los días contados que lucha por sobrevivir.
Pero es que no es una bombilla cualquiera, daba luz a toda mi vida. Y así estoy ahora que se ha apagado… vacía.

Y ¿qué hago si no encuentro la manera de sobornar a tu piel para que se quede aquí conmigo, compartiendo almohada y madrugadas? Y ¿qué puedo hacer si son efímeras estas noches que paso lejos de tu cuerpo pero engaño al mío con otros?
¿Cómo deshago el amor y mato al recuerdo? Dime, de qué manera puedo secuestrar estos sentimientos y dónde encontraré la goma gigante que me ayude a borrar todos tus recuerdos. Cómo vivo si te fuiste con mi alma de paseo. ¿Por qué no leería la letra pequeña del amor, cuando aún estaba a tiempo?


No hay comentarios:

Publicar un comentario