ÉL: El tacto de sus palabras era como el de su piel. Esa que tanto deseaba acariciar. Suave a veces y en cambio otras, tersa y rígida, llegando a ser adictiva…
Y es que fueron precisamente sus palabras las que me enamoraron y no su piel, como se cree. Lo de su piel vino después. Su piel resultó ser la nicotina. Pero sus palabras, joder con sus palabras. Sus palabras eran mucho más que el crack. Cocaína pura que mi cuerpo acabó necesitando de una forma casi enfermiza.
LOS OTROS:
Fueron sus palabras, las de ella, las que consiguieron enamorarlo
Fue su perfume, el de él, el que consiguió enamorarla
Fueron sus corazones, los de ellos, los que decidieron bailar
LOS OTROS:
Fueron sus palabras, las de ella, las que consiguieron enamorarlo
Fue su perfume, el de él, el que consiguió enamorarla
Fueron sus corazones, los de ellos, los que decidieron bailar
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